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De la misma manera, Cristo no se glorificó a Él mismo(A) para hacerse Sumo Sacerdote(B), sino que lo glorificó el que le dijo(C):

«Hijo Mío eres Tú,
Yo te he engendrado hoy(D)»;

como también dice en otro pasaje:

«Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec(E)».

Cristo[a], en los días de Su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas(F) con gran clamor y lágrimas(G) al que lo podía librar de la muerte[b](H), fue oído a causa de Su temor reverente(I).

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Footnotes

  1. Hebreos 5:7 Lit. El cual.
  2. Hebreos 5:7 O salvar.